Resguardado en lo más profundo de mi cabeza, se encuentra un
pretencioso escrito de un mundo filosofal en el cual puedo ser el mismo ante un
espejo y ante los demás, un mundo en el cual la locura es el pan de cada día,
un mundo en el que estamos completamente alejados de la frivolidad de las
mentes perversas e insulsas que intentan
truncar un mundo atiborrado por posibilidades intelectuales que aun yacen dormidas en
algunos seres con excitantes visiones pero con poco interés, un mundo en el
cual cada uno de los rincones de nuestro
cuerpo pueda ser explorado sin restricciones ni censuras, un mundo en
el que la raza no sea impedimento para ser feliz , amado y respetado, de tal
manera que el hombre pueda ser tolerante en cualquier tipo de situación, un mundo en el que la poesía sea el
idioma universal y el romanticismo sea el punto de partida en cada una de las batallas
que libramos contra nosotros mismos o contra los demás, de esta manera dejaríamos
de ser unos simples esbozos de amor y nos convertiríamos en seres provistos de sentimientos de total
entrega y una absoluta capacidad de estremecer a cualquier ser vivo, con una
simple palabra o mirada.
Hasta este momento he descrito sin agobio y con algo de altivez algunas de las pretensiones que contiene mi mente para un mundo inherente a mis sueños, en seguida me adentrare en lo más profundo de mis deseos para continuar describiendo aquel mundo en el que el viento es confidente de todos los románticos que frente a él se despojan de todos sus temores y hacen de una noche cualquiera una avalancha de caricias y mágicas miradas que llevan a que cualquier ser desvaríe y se sumerja en sus propios deseos hasta el punto de desprender de si el más extraordinario emblema de la fantasía, un mundo en el que no hayan débiles ni fuertes, sino que por el contrario todos seamos iguales, un mundo en el que pueda ser lo que quiero ser sin restricciones de ninguna clase, un mundo en el que en vez de armas hayan manos estrechándose y más amantes abrazándose, un mundo en el que no tengamos que poseer más para ser mejores, un mundo en el que niños, mujeres y hombres sean todos como uno solo y así hacer del sitio en el que vivimos una comunidad y no una simple estancia, un mundo en el que este escrito no sea un simple sueño sino una hermosa realidad.
No pretendo con esto idealizar un mundo que esté acorde a todos sino simplemente el mundo en el que yo desearía vivir y morir, sin que esto induzca a un agrado general.
Aclaro que en este
mundo lo único que no desearía que existiese son personas que no sean capaces
de sentir y enamorarse con una mirada o por otro lado personas que no sean
capaces de tomar el amor con sus propias manos y ser unos románticos hasta la
muerte.
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